Creatividad empresarial en tiempos de pandemia

Mariano Batalla

Una versión de este artículo fue publicada en la sección de Opinión del diario La Nación de Costa Rica.

Canlis, un restaurante de alta cocina en Seattle, es uno de los 20 mejores restaurantes de Estados Unidos y aclamado por el New York Times como el restaurante más fino y elegante de la ciudad.

Este lunes 16 de marzo, suspendió su operación de alta cocina indefinidamente como medida contra la pandemia y abrió tres nuevos restaurantes: una tienda pop-up de bagels al desayuno, una hamburguesería de autoservicio al almuerzo y un servicio de entrega de cenas a domicilio. Todo desde su local y estacionamiento. 

Como en Seattle, en Costa Rica hoy nuestra prioridad no es la alta cocina. Canlis reconoció que, con o sin pandemia, necesitamos comer, y lograron aplicar su creatividad y probada capacidad de ejecución a la nueva realidad de sus clientes.

El impacto económico del COVID-19 requiere de incentivos gubernamentales para hacerle frente. ¿Pero qué podemos hacer como personas empresarias para aliviar los efectos adversos de una pandemia?

¿Cómo canalizamos nuestra inherente capacidad de ver problemas como oportunidades?

Entregue su propuesta de valor por canales virtuales

Si su empresa ofrece servicios que pueden ser ejecutados de forma virtual, implemente un plan piloto a través de una tienda virtual o una solución más artesanal como una cuenta de WhatsApp. Servicios de educación, psicología y derecho pueden ser ofrecidos parcial o totalmente de forma remota.

Recuerde comunicar con empatía a sus clientes cómo pueden acceder a sus servicios, anticipe sus nuevas necesidades y ayúdelos a navegar cualquier interrupción.

Que sus clientes no visiten su local

Mantener a flote la operación será clave en las industrias más afectadas por el COVID-19. Sin embargo, el peor escenario para todos, es que haya una propagación superior a la capacidad del país de poder mitigarla y eso comienza por fomentar el aislamiento temporal.

Para ello, considere ofrecer descuentos, promociones o tarjetas de regalo a clientes que compren a través de una tienda en línea, autoservicio, servicio a domicilio o plataforma tecnológica. Sin riesgos ni exposiciones.

El aislamiento no implica un cambio en los deseos del consumidor

El aislamiento no hace que la gente deje que querer (¡o necesitar!) entretenerse, ejercitarse y socializar.

Si tiene un gimnasio, ofrezca clases virtuales y recomiende ejercicios u objetos que sus sus clientes puedan utilizar en casa. Si tiene una banda, considere ofrecer un espectáculo virtual. ¡Doble puntaje si involucra al público de alguna forma!

Imagínese que su restaurante favorito le ofrezca enviar a domicilio un paquete especial con lo necesario para hacer un platillo en casa, e incluir en el precio acceso a una plataforma para la versión virtual de su almuerzo familiar de fin de semana.

Una marca de consumo masivo podría ofrecer premios o descuentos futuros al usar sus productos en reuniones virtuales.

Cines y teatros podrían aliarse con artistas nacionales y ofrecer “combos” de entrada a un espectáculo virtual con entrada a un espectáculo presencial en fecha posterior. Bares y restaurantes podrían ofrecer comida y bebida a domicilio para estos festivales virtuales. ¡Sálgase del molde y piense con originalidad!

El aislamiento tampoco impide que la gente sueñe con vacacionar, descansar o tener una luna de miel. Para paliar una eventual disminución de ingresos, empresarios turísticos podrían juntarse y ofrecer paquetes especiales de experiencias, recomendaciones personalizadas y descuentos a cambio de pagar ya, con la flexibilidad de realizarla en el futuro.

Que nuestra creatividad también esté en función de la solidaridad 

Escribiendo estas líneas, hablé con mi peluquero Greevin y le pedí su número de cuenta para depositarle el equivalente a mis próximos dos cortes. ¡Espero no tener que recurrir a mis destrezas peluqueras de las cuales mis hijos fueron víctimas en sus primeros años!

Así como Greevin, peluqueros, manicuristas, dentistas y otros profesionales que les sea difícil o imposible seguir estas recomendaciones, apreciará que nos solidaricemos y paguemos por adelantado los servicios que nos acostumbran dar. Sin bien esta medida no es una política económica robusta, es una forma más de asumir nuestro papel en sociedad.

Que las circunstancias resalten nuestra humanidad

Si bien este artículo es de recomendaciones para personas empresarias, no está de más recordar que, en momentos de crisis, cada individuo es tan fuerte como la comunidad en la que vive. Si cada empresa hace mancuerna con una más pequeña, todos saldremos fortalecidos.

Este es el momento de hacer brillar nuestro verdadero propósito como empresa, como líderes, pero sobretodo, como seres humanos. Nuestro impulso por buscar mantenernos a flote no debe desarrollarse sin pensar en aquellos que no tienen nuestros recursos.

Como dijo un rabino en Los Ángeles esta semana: “Cada mano que no damos, debe convertirse en una llamada telefónica que hacemos”.

Batalla